Con tu mano en mi pecho, hablando estupideces.
No quiero abrir los ojos, no quiero verte la cara.
Prefiero olvidarme que eres tú quien me toca.
No hables, me avergüenzo al escucharte, de estar aquí contigo.
Quiero forzarte a que me ames pero voy a arrepentirme.
Todo está en mis manos -creo-, si te toco puedo hacerte mío.
Pero no lo hago.
Quiero sacarte la ropa, pero no lo hago.
Mientras tanto, espero que seas tú quien se pase de la raya.
O hacer un sonido, un leve gemido que descontrole tu mente.
¡No me mires así pedazo de imbécil!
Ni me digas que esto es algo que necesitaba.
Lárgate con tus manos y tus estupideces.
Quería que seas mío, pero jamás quiero ser tuya.