Sí, nos besamos mucho como vesubios balsámicos del vientre bipolar de los vestigios viajeros del cosmos aterciopelado. Así y más: hasta latitudes de inverosímil gracia taciturna. Y trémulos rubores de un rumor que huele a amor y romero. Luego de un rocío pastizal de ardores y amapolas. De poblar con moras y fresas corazones raptados de virginales cantos de sirenas. Y eso. Y así por el estilo.
Por ti.
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