"Se dice, con verdad, que el matrimonio no es un juego, aunque sean sublimes los juegos en el matrimonio, y que hay que ser bastante serios a la hora de plantearse una relación, aunque la relación en sí misma no debe ser de serios sino de complacidos amantes que se permiten apasionados desatinos".
(...)
"Hay que reconocer que la sociedad actual produce individuos desconfiados incluso de sí mismos, que han perdido la confianza en instituciones y referentes; individuos que no saben dialogar en profundidad, simplemente se quedan en coloquios en que se plantean temas en los que no se involucran sentimientos, intentamos tapar lo que sentimos para no aparecer vulnerables frente al interlocutor".
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"Por tanto, el divorcio no es una opción real, más bien hay que apostar a la presencia estable de un tú con el que no sólo comparto actividades, sueños, bienes o prole, sino, ante todo, me reta a confiar plenamente en alguien igual de imperfecto, inseguro y necesitado como yo... y tomados de la mano caminar hacia un horizonte común, sabiendo que somos vulnerables pero, a la vez fuertes. Entiendo que no es fácil desnudarse con la luz encendida y no esconder nada a la persona amada, entregarse con todas las miserias y limitaciones y aceptar las miserias y limitaciones del otro, pero éste es el camino: aceptar que necesito de alguien con rostro e identidad propia, a quien ayudo y me ayuda a evolucionar espiritual, moral e incluso físicamente".
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"Hay que reconocer que la sociedad actual produce individuos desconfiados incluso de sí mismos, que han perdido la confianza en instituciones y referentes; individuos que no saben dialogar en profundidad, simplemente se quedan en coloquios en que se plantean temas en los que no se involucran sentimientos, intentamos tapar lo que sentimos para no aparecer vulnerables frente al interlocutor".
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"Por tanto, el divorcio no es una opción real, más bien hay que apostar a la presencia estable de un tú con el que no sólo comparto actividades, sueños, bienes o prole, sino, ante todo, me reta a confiar plenamente en alguien igual de imperfecto, inseguro y necesitado como yo... y tomados de la mano caminar hacia un horizonte común, sabiendo que somos vulnerables pero, a la vez fuertes. Entiendo que no es fácil desnudarse con la luz encendida y no esconder nada a la persona amada, entregarse con todas las miserias y limitaciones y aceptar las miserias y limitaciones del otro, pero éste es el camino: aceptar que necesito de alguien con rostro e identidad propia, a quien ayudo y me ayuda a evolucionar espiritual, moral e incluso físicamente".
Fragmentos de la columna de Vinicio Pástor para la revista Vanguardia del 3 de octubre del 2011 (página 42), los mismos que me parecieron muy hermosos. La columna, en general, está muy linda. Link de la columna en la edición digital aquí.
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