viernes, 23 de diciembre de 2011

Historia de amor y venganza.

Con tu mano en mi pecho, hablando estupideces.
No quiero abrir los ojos, no quiero verte la cara.
Prefiero olvidarme que eres tú quien me toca.
No hables, me avergüenzo al escucharte, de estar aquí contigo.
Quiero forzarte a que me ames pero voy a arrepentirme.
Todo está en mis manos -creo-, si te toco puedo hacerte mío.
Pero no lo hago.
Quiero sacarte la ropa, pero no lo hago.
Mientras tanto, espero que seas tú quien se pase de la raya.
O hacer un sonido, un leve gemido que descontrole tu mente.

¡No me mires así pedazo de imbécil!
Ni me digas que esto es algo que necesitaba.
Lárgate con tus manos y tus estupideces.
Quería que seas mío, pero jamás quiero ser tuya.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Corazombie.

Voy perdiendo, ya entendí.
Pero tus expresiones no reflejan gloria.
Y si eres bueno no lo sé y no me importa.
Te odio por ganar, por no jugar conmigo.

Voy perdiendo y no estoy bien.
Pero cierro los ojos con furia.
Y mis párpados que tanto te gustan ya descansan.
Te odio cuando te acuerdas de mí.

Voy perdiendo, por última vez.
Pero voy a ganar mil veces.
Y con mi triunfo quizás tú grites.
Te odio por perder, por haberme arruinado.

lunes, 19 de diciembre de 2011

A las 8.

No es inofensivo. No es.
Lo que hago nunca es inofensivo. No lo es.
Y si me encuentro demasiado a salvo, me mato.
Me mato porque no quiero sentirme viva.
No deberían ser errores, todo es un solo error.
Y cuando me sé muerta ya no siento.
Pero lo veo todo y los recuerdos me regresan.
Y lo siento, sí que siento.

lunes, 12 de diciembre de 2011

O.

Quizá fueron todos esos focos los que me prendieron.
O que sólo dormimos juntos en transiciones.
O tu evidente evasión de mis manos y de mis labios en tus labios.
O los poquísimos besos.
O ese frustrante reto que solo desapareció un día.
O los encuentros claustrofóbicos que no acabaron nunca.
O que solo teníamos un escondite en el diez.
Quizá lo bueno fue que no fue bueno.
O no sé.